gloria
Antes de dormir el calor intensifica toda sensación por el cuerpo perceptible, los poros se dilatan por el roce de la ropa y el aire exhalado humedece toda superficie encontrada a su paso; la piel es tan suave que al contacto con otra dermis algo que puede tornarte en un estado alterado te hace caer dormido. Mientras duermes tu cuerpo se deja llevar hacia ningún lado por donde quiera que se llegue ahí y sueñas con cosas que no recuerdas mientras eres totalmente consciente de las pocas veces que abriste los ojos y te lamieron la oreja antes de darte un beso. Al despertar te das cuenta de que el frío llego a tu habitación y que no eres si no un invitado más a compartir un tiempo perecedero y una caricia vacía.
SG
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